lunes, 7 de febrero de 2011

La desilusión es el peor sentimiento que existe. Es un vacío en la panza donde hasta recién habían mariposas. Es que se muera algo, es perder todo lo bueno que sentías sobre alguien para siempre. Es tener que empezar el duelo.
¿Y no es humano sentirse horrible al desilusionar a alguien? Yo desilusioné a tres personas, tres, el mismo día. Motivos diferentes. Dos irremediables. Uno que al principio no entendí.
Y es de este último el que quiero hablar. "Me desilusionaste por pensar diferente, por dejarte influenciar por los demás". Él lo piensa así, yo digo que son mis decisiones. Pero siguiendo su lógica, él no me acepta porque busco la aceptación de los demás. ¿No es loco? Para tener su aprobación necesito hacer lo que me pide que deje, pero en dirección a él. ¿Vale la pena cambiar por alguien que te quiere cambiar? Definitivamente, no. Tengo que alejarme de la gente con mentes tan enredadas, porque se me va a terminar armando un nudo de ahorcado. Que es bastante parecido al nudo en la garganta que provoca, justamente, nuestra amiga Desilusión.

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